Turberas: Características, importancia y formación

En este artículo conoceremos las características más importantes, el origen, formación e importancia que tienen las turberas como ecosistema y en la formación de la turba.

¿Qué son las turberas?

Las turberas consisten en una capa superficial del suelo con alto contenido orgánico que se forma para la acumulación de grandes volúmenes de restos de plantas y materia orgánica parcialmente descompuesta. Este material orgánico se acumula en un ambiente deficiente en oxígeno, alta acidez y deficientes de nutrientes.

Las turberas por definición son ecosistemas naturales se han formado debido a condiciones climáticas, geográficas y topográficas especiales y únicas.

Esta acumulación de plantas y material vegetal, debido a ciertas transformaciones bioquímicas y mecánicas junto con la descomposición lenta e incompleta, forman un suelo duro que se puede usar como combustible ya que contiene al menos un 50% de carbono. Este suelo o acumulación endurecido de material vegetal se conoce como turba.

Por lo tanto, una turbera es una formación geológica, capa o estrato conformado por restos de plantas y material vegetal, que se ha consolidado formando así a la turba. Se puede decir que el primer material en el ciclo de la formación del carbón.

Breves características

En realidad, en la actualidad no hay un acuerdo sobre el espesor mínimo de la capa orgánica de la superficie del suelo y el porcentaje mínimo de materia orgánica entre las diferentes definiciones de turberas. 

Por ejemplo, de acuerdo con la Clasificación de Suelos del Departamento de Agricultura de EE. UU., una turbera consiste en un suelo orgánico (Histosol) que al menos tiene un mínimo de 20% al 30 % de materia orgánica, y el 60% consiste en arcilla. Otras autoridades han adoptado definiciones de que una turbera tiene contenido de materia orgánica superior al 30% y espesor superior a 30 cm.

Origen y Ambiente de formación de las turberas

La distribución global de las turberas se agrupa en dos grupos principales de zonas biogeográficas vinculadas a climas particulares y vinculadas al balance hídrico. El primer grupo se origina en determinadas zonas húmedas ecuatoriales y tropicales (Amazonia, Indonesia y Malasia, etc.). En estas zonas prevalecen altas temperaturas, pero también fuertes lluvias (varios metros por año). Aquí se forman las grandes turberas boscosas.

El otro grupo cubre las latitudes medias o bastante altas de los dos hemisferios, en un clima boreal templado. Aparecen por ejemplo en Canadá, las Islas Británicas, Fennoscandinavia, los países bálticos y Rusia, o incluso la Patagonia, Chile y las islas Kerguelen. 

No hay turberas en climas extremos, ya sea en un desierto demasiado seco, o en latitudes y altitudes muy altas que son demasiado frías

Turberas en regiones templadas, boreales y subárticas

En este tipo de ambiente son las bajas temperaturas las que dominan sobre todo en los largos periodos en el invierno. Estas bajas temperaturas reducen la tasa de descomposición y las turberas se forman debido a la descomposición de briófitas (musgos sphagnum), hierbas, arbustos y árboles pequeños.

En trópicos húmedos de tierras bajas

En este ambiente las turberas se forman debido a la descomposición de hojas, ramas, troncos y raíces que provienen de las selvas tropicales en temperaturas constantes a lo largo del año.

En zonas costeras

En zonas costeras el ambiente de formación de las turberas responde a zonas de acumulación de material orgánico en ambientes restringidos dentro de los extensos manglares.

En general todo tipo de turberas se forma en ambientes de acumulación de material orgánico que se someten a descomposición en ausencia de oxígeno.

Condiciones de formación

A pesar de la gran variedad de ambientes en los que se forman las turberas se puede sacar cosas en común para entender su formación. Por ejemplo, necesitan suficiente agua que permanezca en el sistema; es así que, en un clima cálido, se necesita mucha lluvia, mientras que en un clima frío es suficiente menor precipitación, porque la evapotranspiración es menor. 

Otros factores que favorecen son la topografía y la naturaleza del subsuelo mineral; el agua entrante debe almacenarse durante mucho tiempo, sin fluir demasiado rápido aguas hacia abajo o en un sustrato poroso. 

A nivel local, hay turberas en crestas o laderas, o en zonas de filtrado, pero luego la nubosidad o el aporte de fuentes son casi constantes.

Importancia de las turberas

Las turberas son ecosistemas naturales muy frágiles que albergan especies de animales y plantas inusuales. Por tanto, es importante conocer el origen y funcionamiento con el objetivo de cuidar ya apreciar estos ecosistemas:

Valor biológico: Son ecosistemas donde se preservan tipos de ambientes y especies en peligro de extinción (flora y fauna específicas).

Valor hidrológico: se integran en humedales que contribuyen al equilibrio hidrológico de nuestras regiones. Como una gran esponja, retienen el agua y la redistribuyen todos los meses del año.

Valor científico: la naturaleza muy ácida de estas formaciones evita la descomposición de las plantas, favoreciendo así la fosilización (pólenes, esporas, invertebrados y vertebrados), lo que permite rastrear el paisaje botánico y el clima de los últimos 15.000 años.

Combaten el calentamiento global: Las turberas de la Tierra almacenan carbono y ralentizan el efecto invernadero. Toda la turba acumulada en la Tierra durante milenios contiene alrededor de 500 gigatoneladas de carbono (5 x 10 11 toneladas), ¡el equivalente a setenta años de emisiones antropogénicas de gases de efecto invernadero

Las turberas en formación del carbón

Si recordamos como se forma el carbón veremos que esta roca primero empieza con la acumulación de grandes volúmenes de material orgánico (restos de plantas principalmente), luego este material orgánico se va enterrando poco a poco hasta formar la turba, luego el lignito, posteriormente el carbón bituminoso y finamente la antracita.

Las turberas forman parte del ciclo inicial en la formación del carbón, justo cuando se acumulan grandes cantidades de material orgánico y vegetal en el suelo y en la formación de la turba.

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